Historia del templo Tōdai-ji
El temploTōdai-ji tiene sus orígenes en el templo Kinshōsan-ji, erigido en el año 728 para el reposo del espíritu del príncipe heredero Motoi, hijo del emperador Shōmu (que reinó del año 724 al 749). Después, en el año 741, mediante el edicto dictado para promover la edificación de templos budistas englobados bajo el nombre de Kokubun-ji (divididos en dos categorías, Kinkōmyō-ji y Hokke-ji) , este Kinshōsan-ji ascendió de categoría y se convirtió en el Yamato no kuni Kinkōmyō-ji, que es el precedente del templo actual.
En el año 743, cuando la capital se encontraba temporalmente en Shigaraki-no-miya (en la actual prefectura de Shiga), el emperador dictó el decreto de construcción de la gran estatua del Buda de Rushana (o Vairocana), que debía enclavarse en los terrenos del templo Yamato no kuni Kinkōmyō-ji y que se comenzó a erigir una vez que se restableció la capital en Heijō (Nara), finalizándose en el año 749. Paralelamente, se llevó a cabo la construcción del edificio destinado a albergar la colosal estatua y en el año 752 tuvo lugar la ceremonia oficial de su consagración, que marcó el inicio de la adoración al Gran Buda. Poco después, la Agencia para la construcción del Tōdai-ji desarrolló los trabajos de construcción de las pagodas del Este y del Oeste, del Salón de Estudios y de la Residencia de los monjes hasta completar el Tōdai-ji con la distribución habitual en siete pabellones propia de los templos budistas.
Debido a que el Tōdai-ji fue concebido como un templo del sistema Kokubun-ji, se convirtió en el emplazamiento donde realizar rituales de oración por la paz del país y la prosperidad del pueblo pero, al mismo tiempo, cumplía también la función de centro de estudios de los principios budistas y de lugar de formación de los nuevos monjes. Además, se habilitaron en sus dependencias centros de investigación para cada una de las seis principales ramas del budismo existentes durante el Período Nara y, con posterioridad, también para las variantes del Período Heian llamadas Tendai y Shingon, con lo que se convirtió en un templo donde se podían estudiar las ocho ramas del budismo.
En el año 855, ya dentro del Período Heian, se produjo un gran terremoto que causó la caída de la cabeza del Gran Buda. Pero, aunque esta fue restaurada por orden del Príncipe Takaoka, en los años siguientes el fuego o los rayos provocaron incendios que destruyeron el Salón de Estudios, la Residencia de los monjes o la Pagoda del Oeste y también se derribaron el Portón del Sur y el torreón de la campana. Además, a consecuencia del ataque a la ciudad por parte de Taira no Shigehira, en el año 1180 se produjo un terrible incendio que destruyó buena parte del complejo del templo, incluyendo el Pabellón donde estaba el Gran Buda. Sin embargo, al año siguiente, comenzaron las labores de restauración a cargo del monje Chōgen (1121-1206) y en 1185 se llevó a cabo la ceremonia de consagración del Gran Buda bajo las directrices del emperador emérito Go-Shirakawa. Al año siguiente, la provincia de Suō (parte de la actual Prefectura de Yamaguchi) fue encargada de proveer fondos para la reconstrucción total del Tōdai-ji, con lo que se aceleraron los trabajos y en 1195 se completó la Sala del Gran Buda. De esta manera, gracias a la reconstrucción del templo, se reactivó su función, largo tiempo estancada, como centro de estudios religiosos y así durante el Período Kamakura (1185-1333) el templo formó a numerosos monjes.
Sin embargo, en 1567, con ocasión de las luchas entre los clanes Miyoshi y Matsunaga, el complejo del templo quedó reducido a cenizas, con excepción del Nigatsu-dō, el Hokke-dō, el Portón del Sur, la puerta Tegai-mon, el Shōsō-in y el torreón de la campana. Debido a que se trataba del Período de guerras entre estados, la restauración del Tōdai-ji resultaba extremadamente difícil y sólo se pudieron realizar trabajos de reparación sencillos, cubriendo la cabeza del Gran Buda con una plancha de cobre. Por fin, una vez entrado ya el Período Edo, el monje Kōkei (1648-1705) formalizó ante el gobierno del shogunato una petición para recaudar donativos a todo lo largo del país y recabar la ayuda de los señores feudales a fin de proceder a la reconstrucción. Gracias a ello, en 1692 se realizó la nueva ceremonia de consagración del Gran Buda y en 1709 tuvo logar la Ceremonia de inauguración del Pabellón del Gran Buda. A continuación, se continuó con la labor de recaudar donativos a fin de poder reconstruir el resto de las instalaciones perdidas.
Con la llegada de la Era Meiji que arrancó en 1868, se dictaron los edictos que separaban el budismo del sintoísmo y aprobaban la confiscación de propiedades religiosas de ambos credos que quedaran fuera del recinto de los templos, lo cual amenazó la continuidad del Tōdai-ji, que se vio empujado a realizar varias maniobras para subsistir. Aun así, el templo consiguió a principios del siglo XX realizar reformas de calado en el Pabellón del Gran Buda y se esforzó por conservar el resto de sus instalaciones, tal y como pueden verse hoy día. El Tōdai-ji conserva hoy en día una gran cantidad de valiosos restos culturales que atestiguan su Historia pero además pueden considerarse como un tesoro cultural varios de los ritos budistas tradicionales que ha conservado, como el Shuni-e que se practica en el Nigatsu-dō. Todos los años acuden a este templo infinidad de personas tanto desde todos los rincones de Japón como desde el extranjero, para visitarlo, rezar y presentar sus respetos.